Afrontar la discapacidad, el envejecimiento y la dependencia.

El objeto material de este libro incluye, por una parte, la discapacidad en sus muy diversas manifestaciones y también intensidades. En muchos casos, esta es de tal magnitud que da lugar a la dependencia de ayudas personales o técnicas extraordinarias para las actividades de la vida diaria. La dependencia no es más que una faceta de las discapacidades graves, de modo que considero apropiado referirme a ella en ese sentido y no como una clase diagnóstica adicional. En cuanto a las edades, me aparto de la frecuente división excluyente de «discapacitados» y «mayores», entre otras cosas, para no empantanarme conceptualmente ante hechos como los siguientes: una gran parte de las personas afectadas de discapacidades envejece, y sus discapacidades se mantienen o agravan; la edad avanzada no es un escudo que proteja contra la emergencia de nuevas discapacidades, sino más bien un factor de riesgo; no pocos casos de discapacidades surgidas en la vejez no tienen relación con la misma —imaginemos un accidente de tráfico en el que resultan lesionados graves un viejo y su nieto—; la población de mayor edad registra las prevalencias más altas de discapacidades. 

Abarco también en este trabajo las dificultades funcionales del envejecimiento; aludo con esta fórmula a las limitaciones que, según las definiciones al uso, no llegan a constituir discapacidades; las cuales quedan incluidas en la clase anterior.  La opción de tratar conjuntamente las discapacidades y las dificultades o limitaciones funcionales del envejecimiento se funda en el siguiente argumento: este trabajo apunta a la acción y es el caso que las discapacidades y las limitaciones funcionales del envejecimiento demandan importantes intervenciones coincidentes o semejantes.